Como ocurre temporada a temporada, la Europa League nos volvió a dar una final llena de emociones. Y, en un partido que parecía nunca terminar, el Sevilla se convirtió en el nuevo campeón del segundo torneo más importante del Viejo Continente.
Después de haber hecho un gran torneo, Sevilla y la Roma llegaron a la final de la segunda copa más importante de Europa y viajaron a Budapest para definir quién será el próximo campeón. Y, en la primera parte, los italianos hicieron un plan de partido perfecto.
Con una sólida defensa, los dirigidos por José Mourinho no dejaron que el Sevilla jugara cómodo y minimizaron las llegadas de los españoles. Y, fiel al estilo de Mou, cuando vieron un hueco en la defensa rival, lastimaron.
A los 34 minutos de la primera mitad, Mancini filtró el balón para Paulo Dybala y el argentino definió perfectamente al segundo poste e hizo estallar a la afición italiana. Con el gol de la Joya, los romanos se llevaron la ventaja al descanso.
Sin embargo, en la segunda mitad, el Sevilla salió con todo. Con gran intensidad en ataque, los sevillanos no dejaban respirar a los italianos y, en apenas 10 minutos de la segunda parte, consiguieron empatar el marcador.
Con un centro potente, Jesús Navas complicó a la defensa romana y Gianluca Mancini terminó por empujar el balón hacia su propia portería y puso el 1-1 parcial que revivía a los españoles.
Tiempo extra y penaltis
Aunque ambos equipos hicieron un gran trabajo dentro del campo de juego, no pudieron sacarse diferencias en los 90 minutos y fueron al tiempo extra. En los dos tiempos de 15 minutos ambos tuvieron chances e incluso se anuló un penalti, pero se mantuvo la igualdad.
Ya en la tanda de penaltis, Bono detuvo dos penaltis y, gracias a Gonzalo Montiel, el Sevilla levantó la copa. Los españoles consiguieron su séptima Europa League y se aseguraron la clasificación a la próxima Champions League.