Se esperaba una final para la historia, pero pasara sin pena ni gloria, en la memoria quedara la ronca voz del doctor García, la estrella número 13 y un bulto peor que los que le ponen al Canelo, él súper líder Cruz Azul, porque fueron 180 minutos aburridísimos. América lo intento un poco más, y con eso fue suficiente porque el Cruz Azul no salió esta noche a jugar fútbol, el fantasma de “cruzazulearla” los espantaba desde su salida al campo hasta el último minuto, les temblaron las piernas y fue tanta la tensión que no lograr hacer ni un solo tiro a portería en 90min de una final de vuelta, no hubo jugadas individuales ni colectivas, los cambios de Alvarado y Rentería (una vergüenza la manera en que entro al campo) y el cambio de Mena, esperen creo que ni toco el balón. Cruz Azul no estuvo ni cerca de acabar con los 21 años sin ser campeones. Un jugada de esfuerzo por parte del hermoso barbón Peralta a partir de dos errores del Cruz Azul, permitieron que Edson Alvarez nos despertará a todos con un gran gol colocado. El segundo gol del América fue nuevamente de Alvarez, un remate en el área chica al balón que Corona había atajado de un tiro cruzado de Dominguez. El tan poderoso Cruz Azul súper líder perdió una vez más, pero esta vez ni siquiera lo intento, los recuerdos, la historia, la playera y el estadio hicieron que no jugaran al fútbol por miedo a perder. Esta noche el Cruz Azul ni siquiera la “cruzazuleo” porque para hacerlo tenia qué intentarlo, tenía que tirar a portería, tenia que meter un gol al menos, tenia que perder el partido, regar el tepache cuando estuviera cerca de concretar la victoria, lo de hoy fue una vergüenza para sus aficionados que se ilusionaron como nunca antes. Por otra lado… Odiame más, porque gané el 13º campeonato lo que lo me convierte en el equipo con más títulos en el fútbol mexicano
Odiame más porque haiga sido como haiga sido hoy me coronó en mi estadio, así es mi estadio
Odiame más porque son 21 años y contando Cruz Azul
Odiame más porque soy el manda más del balompié azteca.
Odiame más