El buen Saúl Álvarez no la tuvo fácil en su niñez porque fue objeto de bullying por su aspecto físico, algo que le sirvió como motivación para rifarse en el mundo del boxeo. El color de su cabello y ser pecoso provocó las burlas de sus compañeros y obvio eso causaba la molestia de nuestro muchacho.
Cuando tenía 13 años, según lo que él mismo ha contado en algunas ocasiones, desahogó toda ese enojo en las prácticas de boxeo.Su hermano fue el encargado de presentarlo con José Chepo Reynoso para que entrenara en su gimnasio, ahí cambiaría la vida del Canelo.
Al final, logró darle la vuelta al hecho de ser bulleado para convertirse en un ícono de México a nivel mundial. Podría ser un ejemplo para todos porque lo que un día le molestaba ahora es uno de los episodios más importantes de su vida.