Por Nardo Záizar
Pobres aficionados de Pumas. Amanecieron deprimidos por partida triple: eliminados, paseados por el odiado rival y con la convicción de que hay jugadores que no merecen vestir la camiseta auriazul. Por ahora nada los hace sonreír por la vergüenza que tienen, pero eso no es impedimento para proporcionar soluciones para que se alegren por un ratito.
1.- mentirles
Todo mundo vio que el equipo de David Patiño fue un flan para los PiojoBoys, se lo devoraron fácil. Para motivar a los entristecidos amigos pumas hay que decirles que jugaron bastante bien, que a nivel táctico fueron superiores al América. Obvio, hay que echarle lumbre al arbitraje culpándolo de haber destrozado la extraordinaria estrategia planteada en ambos partidos, sobre todo en la ida.
2.- vender humo
Ahora que Diego Alonso dejó de ser DT del Pachuca hay que dar rienda suelta en hacerles creer que llegará al Pedregal con refuerzos de renombre para regresarle futbol y dignidad al equipo. Se incluirá a Darío Verón como su auxiliar técnico. Seguro se entusiasman.
3.- El cliché de “la garra universitaria”
Como no se saben otro argumento que su trillado rollo mareador de “la garra”, bueno, hay que colgarse de eso para ponerlos de buenas. ¿Cómo? Al más puro estilo del coaching, te les pones frente a sus caras para recordarles que la garra existe por ellos: “Ustedes son el alma y espíritu de Pumas. Por ustedes, y solamente gracias a ustedes, este equipo es grande y siempre, sí, siempre triunfador”.
4.- hablar del bicampeonato
Cuando el presente no te acomoda, el pasado entra al rescate. Tiro por viaje cuando pierden o les va mal, díganme si no, te sacan el tema de ser “el primer Bi” en torneos cortos. Algunos ni lo vivieron, pero se sienten parte de. En fin. Dándoles palmadas en los hombros escupes el nombre de Hugo Sánchez, el penalti que falló Medina, las agallas de Beltrán, etcétera. Les habrás hecho el día.
5.- presentarle a tu prim@
Si en verdad estimas y aprecias a tu amig@ puma, aquí es cuando debes jugarte semejante carta. El instante de su dolor lo demanda. Presentándole a tu familiar por el que tanto suspira y te da lata de quiere conocerle, caray, hasta que se les hará realidad el sueño. ¿Crees que van a pensar en la eliminación? Naaaa, ¡par favaaaar!