Por Chris Angeles
Pocos son los jugadores en activo que no sean considerados mercenarios. No nos malinterpreten juanáticos, todos se desempeñan en un club por dinero. Dinero constante y sonante. Pero hay una especie de futbolistas que recién llegan a un equipo y ya andan diciendo que lo aman y que era lo que siempre habían soñado. ¡Puras patrañas!
CESC FàBREGAS
La prensa mundial siempre lo puso en el Barcelona y el aseguraba que en el Arsenal era donde quería quedarse a rifarla. Incluso prometió títulos para los Gunners. Por fin su traspaso a los blaugranas se hizo posible y el día de su presentación ya estaba estampando los labios al escudo. ¿Y el amor por los cañoneros? ¿Y las promesas de hacer más grande al club inglés? Puras palabras vacías.
James Rodríguez
Por mucho que uno llegue al mejor equipo del siglo XX es una total exageración besar el escudo en la presentación en sociedad. Quizá si haya sido su sueño; digo, no todos los días puedes llegar al Real Madrid pero de ahí a besar el escudo sin aun saber los valores que representa la Casa Blanca es ridículo. Ni todo ese amor que profesó a los merengues en su primer día lo salvó de que Zidane lo tuviera calentando la banca.
Zlatan Ibrahimovic
Otro caso más. ¿Qué ganaba besando la camiseta del Barça? Nada mis chavos; ya había jugado en dos grandes de Italia como para venir a vender fidelidad en Cataluña. ¿Amor eterno? ¡Jamás! Después de salir peleado con todos en el Barcelona llegó al Milan, de ahí a París y luego aterrizó en Manchester. Un auténtico trotamundos.
Leonardo Sigali
Este muchacho no anduvo de besucón con la playera de Racing, lo que sí hizo fue estamparse el escudo del club en la nuca. Tiene 30 años el chaval y con su puntada ya casi se siente miembro de La Guardia Imperial o los Racing Stones. Deberían cortarle el cabello a casquete corto para que se deje de payasadas. El quinto club en su carrera y en tres partidos se enamoró de La Academia.
Robinho
¡Aquí sí nos volamos la barda! El típico dude que promete amor a diestra y siniestra. Club al que llega, club al que siempre soñaba con llegar y al cual le declara fidelidad. Ocho conquistas en su haber y no se cansa. ¡Todo un don Juan!