Por Majo Quiroz
Con la baja actividad de los mexicanos por Europa, esta es la pregunta del momento. La liga mexicana ha ganado prestigio, pero sobre todo dinero suficiente para tentar a aquellos futbolistas hambrientos de juego. Este es un año especial, estamos a tan solo cinco meses del Mundial. Ningún jugador de la Selección Nacional puede darse el lujo de calentar la banca, pero regresar a casa sería un enorme error.
Te decimos por qué:
El escaparate Europeo
Seamos honestos, aunque nos encanten los sábados futboleros, gocemos la liga mexicana y haya una inversión importante en los equipos. La realidad es que la liga mexicana está en declive. Del año pasado a este, ha caído siete posiciones de acuerdo con el ranking de la Federación Internacional de Historia y Estadística del Futbol (IFFHS). Estar en el viejo continente representa proximidad con equipos de renombre en la Champions o Europa League, haciendo posible un salto a equipos más competitivos. Un ejemplo claro: Miguel Layún. Todo el mundo criticó su llegada al Watford de la Segunda División de Inglaterra. Hoy tocando piedra está con el Sevilla en la mejor liga del mundo (de acuerdo con el mencionado ranking.)

Donde caminaron los grandes
Amamos nuestra liga, siempre hay sorpresas y hoy todos pueden ser el campeón pero… no es lo mismo jugar en México que jugar en Bélgica, Holanda o Portugal. Demeritarmos a estas ligas y a sus equipos, pero estar en el PSV Eindhoven es estar donde una vez estuvo Ronaldo y Romario. Por el Oporto es estar en los pasos de Radamel Falcao o James Rodriguez. En Europa la realidad es que tener nombre no te garantiza un puesto en el cuadro titular. Cosa que en México sí pasaría.

Jugar con ficha de extranjero no es cualquier cosa
En la liga española, por ejemplo, hay una restricción para que los equipos puedan tener solo tres jugadores extranjeros titulares. Hay veces que el jugador mexicano al ser entrevistado en la llegada a su nuevo club, dice humildemente que “viene a aprender.” No es así, si está ahí ocupando una plaza con restricciones, es porque se lo ha ganado. Así como México tiene reglas como la 9/9, las ligas europeas tiene restricciones individuales y el jugador mexicano levanta la mano para ocupar ese espacio.

Sacrificio detrás de la cancha
En 1982 Hugo Sánchez puso al jugador mexicano en el radar al irse de Pumas al Atlético de Madrid. Gritos racistas, adaptación social y soledad fueron algunos de las cosas que vivió. No se habla lo suficiente del tremendo sacrificio que es ir a lo desconocido y dejar a tu familia, tu cultura y tu vida para lograr tus sueños. Se criticó por el llamado a selección de Omar Govea, pero es un chavito que a los 21 años decidió irse al viejo continente a tocar puertas por méritos propios.

Remar a contracorriente cultiva guerreros
Tal vez si Giovani y Jonathan Dos Santos no hubieran decidido iniciar en la academia del Barcelona, nunca se hubieran desarrollado. Decidieron estar codeándose ni más ni menos que con Lionel Messi, Ronaldinho y Eto’o. A pesar de las trabas y pocos minutos, Chicharito fue crucial para que el Real Madrid tuviera el pase a semifinales en Champions contra el Atlético de Madrid. Momentos así hay muchos. A veces a la afición y a los medios se nos olvidan que aquellos mexicanos que hoy criticamos. Todas esas experiencias y muchas más que nunca sabremos enaltece al futbol mexicano.

No hay que negar que tener a esos grandes jugadores de Selección Nacional jugando en México sería un deleite para los aficionados. También nos salvaría de esas desmadrugadas esperando a ver si entra algún jugador mexicano para que haga una genialidad que nos diga que valió la pena despertarnos. Pero México no es Europa.
A quien ya pisó suelo europeo, cualquier cambio significa un error, no existe mayor competencia por donde le queramos ver. Si esta semana está en la banca, el técnico no lo quiere o viene saliendo de una lesión, no hay mayor motivación para seguir que saber que estamos a la vuelta de la esquina de un Mundial.
¡Quédense allá sí o sí!