Octubre de 2015. Buenos Aires. Un día antes de enfrentar al mítico Independiente en el Libertadores de América por los cuartos de final de la Copa Sudamericana. La prensa bonaerense asedia en masa la concentración de Santa Fe en la capital argentina. El cuerpo técnico decide blindar al plantel. Los medios están ávidos por tener alguna declaración del visitante. Ante la insistencia, el único que enfrenta a la nube de cámaras y micrófonos es Gerardo Pelusso.
¿Cuál será el equipo titular? ¿Cómo suplirá las ausencias por lesión? ¿Qué piensa del Rojo de Avellaneda? ¿Hasta dónde se ilusiona?, son las preguntas más recurrentes, hasta que una en particular hace explayarse al DT uruguayo: ¿Tiene con qué repetir la hazaña de los octavos donde venció a Nacional en Montevideo?
Con la decencia que lo identifica y alejado de cualquier asomo de soberbia, el DT respondió: “Santa Fe tiene muchos argumentos futbolísticos, entre ellos, contar con la mejor pareja de centrales del continente”. Osado o no, se refería a Yerry Mina y Francisco Meza, jóvenes zagueros que se habían afianzado en el primer equipo no sólo por talento y rendimiento, también con títulos locales como Liga y SuperLiga.
Semejante afirmación en lugar de presionarlos, terminó por convencerlos de su primer sueño continental, al cual aportaron bastante porque el primer campeón colombiano si bien perdió poder ofensivo en el remate del torneo, le bastó con seguirse haciendo fuerte atrás para levantar la Copa aquel 9 de diciembre.
Fue el primer grito internacional de ambos, también de Pelusso, el plantel en general y para Santa Fe por supuesto. Pero la magnitud de esa gesta y lo profética de la afirmación del experimentado entrenador cobran vigencia con el tiempo. Meza fue transferido a Tigres de México, Mina a Palmeiras y los dos llegaron a la Selección Colombia.
Al primero, el destino le ha hecho zancadilla para consagrarse en la Liga MX. Una lesión lo alejó casi un año de las canchas, pero volvió más fuerte y en diciembre pasado un cabezazo le dio a los felinos uno de los títulos más importantes de su historia: dieron la vuelta olímpica en la cancha de su eterno rival, Monterrey.
Mina no ha tenido tropiezos, más bien continúa en ese sostenido ilimitado, como los que suele dar para defender y sobre todo, sorprender en el arco rival con su portentoso juego aéreo. Llegó a Brasil y no tardó en triunfar. Hizo lo propio con la tricolor y un testazo suyo en el Metropolitano aparte de evitar la caída con Uruguay como local, le dio más que un punto, impulso para el tramo definitivo de la eliminatoria hacia Rusia.
Como futuro mundialista, le llegó otro regalo de Navidad por anticipado estando apenas en enero: será compañero del mejor del mundo, Lionel Messi. Se ha puesto la 24 del FC Barcelona. Y si bien ya hubo un colombiano que lució la blaugrana, Lauro Mosquera, quien disputó un amistoso el 24 de junio de 1964, por el monto de la transacción –casi 13 millones de euros-, el momento del club culé y la categoría de la plantilla, lo de Yerry traspasa lo histórico.
Será el tiempo el que diga si Barcelona tampoco le quedó grande, pero por lo pronto, las sabias palabras de Pelusso aparte de visionarias, ya rebasaron el límite. Mina es uno de los mejores defensas de América y ahora tiene equipo y compañía suficiente para serlo del planeta.