Por Eduardo Monterrubio
Un torneo más que se va para nuestros Pumas. ¡Qué bueno que se termina! Fue uno de los peores torneos cortos en la historia del club. En 16 partidos disputados cuentan con 10 derrotas, 3 empates y 3 triunfos. Hasta hoy tenemos el nada honroso último lugar de la tabla general con 12 puntos.
David Patiño tomó las riendas del equipo de manera interina hace cuatro partidos intentando sacar las papas del fuego con 2 derrotas y 2 empates en su paso por el banquillo. Si somos honestos, lo poco que ha hecho es lo mejor que podría hacerlo. Este plantel no da para más. Pumas es ese equipo que nombre por nombre ilusiona y en la cancha no tiene pies ni cabeza. Tenemos al Zlatan chileno, que si bien no ha sido el mismo de la temporada anterior, es la referencia al ataque y genera sensación de peligro cuando juega. También contamos con el Chelo Díaz, campeón de todo con Chile, y a Gallardo, lateral de la selección que hace babear a Osorio. Y podemos mencionar otros. Cuando un equipo tiene 13 goles anotados y 24 recibidos es difícil aspirar a algo serio.
El menos culpable de esto es Patiño. Ama la institución y la conoce. Ha sido el encargado de las fuerzas básicas y es un símbolo puma. El equipo con Palencia tronó y con Egea se hizo burla nacional. David ha logrado limar asperezas en el vestidor y juego tras juego se ve reacción en la cancha con mejores pases, mejores ideas y mejor futbol colectivo. Por minutos nos recuerdan los chavos que sí juegan al futbol. Pero la necedad de recurrir a la cantera cuando no hay jugadores para el primer equipo no se va a resarcir en unos cuantos partidos. Queda la esperanza de que el siguiente torneo nuestros Pumas puedan pelear por un boleto a la liguilla y estoy seguro que Patiño es el hombre indicado para que eso suceda.