Ahí estaban. Ante dos mil personas contagiadas por la nostalgia y solidarizados con la causa para la construcción de casas para las alumnas del Colegio Montefalcao que resultaron dañadas en el sismo del 19 de septiembre. Otra vez los reflectores. Otra vez en un campo. Pumas y América con sus leyendas. Cara a cara. pecho a pecho. En una noche épica, cargada de emociones, en el que la memoria nos devolvía los mejores goles del Parejita López y la destreza de Andrés Chitiva, pero a su vez nos recordaba que el tiempo pasa dejando su huella en forma de arrugas que reflejan sabiduría.
Pumas ganó 24-14. Parejita López metió seis goles. Chitiva otros seis. Ailton levantó a la grada, no sólo con destellos de grandeza, sino con goles. El brasileño estaba enganchado con la grada. Constantemente pedía aliento a la grada. Ellos lo complacían. América hizo un destacado primer tiempo, pero el tiempo apremia. Se les acabó la condición, y aunque ahí estaba el talento de Fabián Estay, no pudieron aguantar el ritmo de unas leyendas que tenían ganas de mandar un mensaje a su afición: estos Pumas sí ganan y convencen.
Ailton estaba feliz, en complicidad con la grada, haciéndolos soñar de nuevo, con goles, sonrisas, chistes, y fuertes disparos. También Tiba con su clase. Y Claudio Suárez con la salida y seguridad de siempre. También Chitiva. Ay, Chitiva, ese clase nunca se olvida. Y Fabián Estay, el cerebro, la creatividad, la elegancia por encima de todo. Y la dureza de Rodrigo Lara. Un Pumas-América de ensueño. De recuerdo. De esperanza.
Y ahí estaban. En un partido con causa. Con las gradas completas. Dispuestos a recordar a sus leyendas. Dispuestos a refrescar sus memorias. Entregados para construir las casas afectadas de unas niñas que gracias a Fundación BECAR pueden seguir su sueño de estudiar en el Colegio Montefalco en Morelos. Todas las goyas. Todas las porras. Las gargantas que estuvieron ahí presentes. Los goles. Los ingresos generados en taquilla. Todo sea para la reconstrucción de México. Gracias Fundación BECAR. Gracias Pumas. Gracias América. Gracias, eternas leyendas.