Por: Roberto Quintanar
Tres veces en un periodo corto. Como si el destino quisiera que los dos más grandes rivales del balompié mexicano sean los verdaderos protagonistas del cierre de este 2016, Guadalajara y América volverán a verse las caras.
Como un guión de película, la tercera podría ser la vencida para los azulcremas en su 100 aniversario, el desquite luego de dos dolorosas afrentas del Rebaño, ambas en la grama de un Azteca que se ha pintado de rojiblanco en plenos festejos del Centenario águila. Pero también podría ser la confirmación de la paternidad tapatía en un año que debió ser de manteles largos para el equipo de Coapa.
Primero fue con un baño espectacular que culminó con un lapidario tres a cero en la jornada siete del torneo. Luego, una dramática serie de penales en las semifinales de la Copa MX que, de la misma forma, amargó los festejos americanistas.
No se trata únicamente del duelo de los dos equipos más populares y ganadores del país. Es también el choque de dos ideas distintas de concebir el deporte y el negocio. América, el equipo de los refuerzos y la publicidad impulsada por Televisa y su maquinaria, contra Guadalajara, el club de los mexicanos, la rebeldía en contra del dominio de las televisoras y la revolución en las plataformas digitales.
La mesa está servida para uno de los más exquisitos platillos en la historia del balompié nacional. El Clásico, desde ya, despertará las pasiones más grandes de ambas aficiones, por mucho las más numerosas de México.