Por: Roberto Quintanar
Las barreras del género en Fórmula 1 se van derrumbando de forma cada vez más evidente. Justo unos días después de que la leyenda británica del automovilismo Stirling Moss afirmara que las mujeres no pueden competir en la máxima categoría, una mujer se subió al podio tras el Gran Premio de Barhéin.
Fue Gill Jones, mujer miembro del equipo técnico de Red Bull en la parte electrónica, quien compartió el festejo triunfal del fin de semana con Sebastian Vettel. Se trató de la carrera número 177 en la cual estuvo involucrada. Más de una centena de competencias tuvieron que pasar para que ella pudiese estar ahí.
Jones no estaba preparada para representar a su equipo en el podio. Fue Jonathan Wheatley, el manager del equipo, quien le informó que el gerente Christian Horner quería que ella estuviese en el podio.
“No sabía qué hacer. Tuve momentos de pánico antes de subir al podio”, confesó Gill. Sin escuchar nada de lo que pasaba debido a los nervios y ubicada en el lugar incorrecto, recibió instrucciones para caminar al otro costado del podio, donde se debía estar.
El sonido de los himnos era todo lo que Gill percibía. No podía recibir un sonido más… quizá por el nerviosismo o la emoción. Sin embargo, el ver dónde estaban colocados los otros ingenieros, le permitió saber en dónde ubicarse y qué hacer. Al recibir el trofeo por el equipo, las felicitaciones llovieron para ella. “No hice nada diferente de lo que siempre aporto, pero se siente bien recibir todos estos mensajes”, afirmó tras haber estado ahí, con los ganadores.
“Ser una mujer lo hace especial. Es un logro personal, brillante y estoy muy orgullosa”. Gill Jones ha hecho historia y lo sabe.