Por: José Félix Díaz
La tormenta inicial llegó en forma de pitos y censura en el Santiago Bernabéu. Primero al palco, después al técnico y para terminar a alguno de los jugadores. Lo sucedido en las últimas dos semanas, por no mirar más atrás, estaba fresco en la memoria de los aficionados madridistas, pero los dos goles de Karim Benzema en apenas un cuarto de hora, sirvieron para acallar a los muchos críticos que estaban en el estadio blanco.
Benzema, precisamente el protegido de Florentino Pérez, tuvo que ser el que apareciera por el verde para alejar a su presidente de los focos de los pitos y la censura de sus seguidores. El francés necesitaba más que nunca el bálsamo de los goles y los encontró por partida doble. Los tantos tuvieron el efecto buscado y el Bernabéu le respondió con todo el cariño que no dio a otros jugadores.
El nueve pasa por sus peores momentos, y los dos goles le valdrán para evadirse de esa amenaza que le persigue desde hace meses, y que en los últimos días le aprieta contra la pared más que nunca. Francia le da la espalda, no así el madridismo, que ha encontrado en Benzema el mártir perfecto.
En el descanso y tras el gol del Getafe, se volvieron a escuchar los gritos contra el técnico y la presidencia. Censura para el técnico, dimisión para el presidente. Eso se escuchaba en el recinto blanco.
El aficionado volvía a castigar la situación, lo sucedido en los últimos días. El partido estaba sentenciado y los seguidores se acordaban de lo que había pasado y no de lo que estaba sucediendo en el Bernabéu.
Enfrente, un amigo. Así se puede definir a un equipo que a los quince minutos llevaba ya dos goles en contra y que antes del descanso había encajado otros dos más. Sin capacidad de respuesta alguna. Es como si el Getafe hubiera llegado entregado ante futuros favores deportivos. No será así, pero lo parecía.