Fue una de las peores noches en la historia reciente del América. Una de las que nunca van a olvidar. Después del primer tiempo había esperanza. Faltaba contundencia, pero Pumas estaba dominado. 45 minutos después todo cambió. Se fueron a casa con un 0-3. Uno que casi sentencia su eliminación.
Ignacio Ambriz es franco. “Los milagros no existen”, asegura. Él prefiere confiar en la “entrega” y “orgullo” de sus jugadores. Para avanzar a la final necesita ganar por tres goles, pero marcando de cuatro hacia arriba.
Hay confianza. “Si Pumas nos metió tres goles jugando contra nueve hombres, nosotros podemos remontar”, expresa.
Ambriz se dice con “bronca”. Acepta que “regalamos un partido que estaba controlado”. Con ambos clubes completos el marcador se mantuvo empatado a cero.
Notas relacionadas:
Memo Vázquez se toma con calma el resultado