Por: Emilio Rabasa Véjar
“No reconozco al Madrid y lo peor es que esto se veía venir”, mencionó en un video uno de los aficionados y periodistas más polémicos del Real Madrid, Tomás Roncero, tras el 0-4 frente al Barcelona.
Hace menos de dos años, el Real Madrid consumaba uno de sus deseos más anhelado: la conquista de la décima Copa de Campeones. El equipo blanco veía a todos desde arriba con un futbol emocionante, vertical y efectivo. Reflejaban confianza pero sobretodo comunión con el entrenador.
Carlo Ancelotti logró consolidar una relación especial con los jugadores (de comportamientos y egos nada fáciles). Con Cristiano, la más cercana, estrecha, y de complicidad. Todo indicaba que sería una relación duradera, pero Florentino, convencido de que sin títulos un entrenador no puede continuar, dejó perplejo al madridismo al anunciar la salida del italiano y activar la operación Rafa Benítez.
Cuando el español se posicionó como el heredero de Ancelotti, la masa social merengue manifestó públicamente su descontento con un entrenador que parecía no satisfacer las necesidades merengues a pesar de tener un currículum notable.
Sin embargo, Florentino continuaba satisfaciendo las necesidades del mercado asiático, tratando de consolidar al Madrid como el club más rico del mundo (avalado por Forbes), creciendo el número de patrocinadores, en lugar de establecer como prioridad lo deportivo.
El resto es historia. Los jugadores manifestaron su dolor por la acelerada salida de Ancelotti y con el tiempo han ido filtrando su opinión sobre el estilo de Rafa Benítez, que, al llegar al Real Madrid, se ha visto obligado a cambiar en favor de un futbol más ofensivo.
Las decisiones de Florentino Pérez lo señalan como el responsable principal de la situación blanca. Algunos lo acusan de anteponer los intereses económicos a los futbolísticos, etiqueta que comienza a ser difícil de superar.
La debacle ante el Barcelona acabó con la paciencia de una de las aficiones más exigentes que existen. Florentino es el culpable público. Los contratos multimillonarios, la escasa producción y venta de promesas de la cantera, aunado a la postura de obligar al técnico a alinear a jugadores en posiciones desconocidas (según la prensa española), tienen al equipo sumido en una crisis que no parece tener fin hasta que rueden cabezas.
El remedio fue peor que la enfermedad que aquejaba al Madrid, según Florentino. Carlo Ancelotti salió por la puerta de atrás y Benítez saldrá por la misma. Parece que se trata de una muerte anunciada.