Desde aquella final en Wembley contra al Barça de Guardiola, Chicharito no enfrentaba un desafío tan grande. Entonces era distinto, un delantero jovencito y vivaracho que se había convertido en el talismán de Ferguson, acompañaba a Rooney adelante. Sus responsabilidades eran otras. Pero el juego resultó imposible, el United, como sucedía con todos los rivales del Barça, vio pasar la pelota: mirar y no tocar. Cuatro años después, otra vez en Champions, Hernández saldrá al campo con otros derechos y obligaciones. Se ha ganado un sitio entre lesionados por encima de Jesé y los suplentes habituales. Ejemplar en los entrenamientos, no hay un futbolista de Real Madrid que cuestione su alineación. Al contrario, es un compañero contagioso. Inyecta nervio, tensión y movimiento al equipo. Lo que suceda en el Bernabéu condicionará el futuro de Hernández con el Madrid y con el resto de Europa. Un gol suyo y decisivo, le garantiza un capítulo en la historia moderna. Un partido honorable, le ofrece otra oportunidad. Cualquier otro tipo de partido, lo vuelve olvidable. Es lo que sucede con los delanteros, hijos del tiempo y el espacio. Noches como esta les duran un segundo o toda la vida; noches como esta, caben en un centímetro o son universales.
Tiempo y espacio son elementos fundamentales paradelanteros, sobre todo cuando se enfrentan al Atlético. Javier Hernández ya tiene el tiempo: noventa minutos a partir de las ocho menos cuarto de esta noche. Lo que necesita es el espacio. Encontrar un hueco entre las líneas de Simeone, es el escape de Alcatraz. Por delante están Godín y Miranda. Por las bandas Gámez y Juanfran y por detrás, Saúl, Koke, Tiago y Arda. En esa jaula formada por ocho guardias, el Atlético arresta a los rivales. Entrar es fácil, salir es complicado. Lo mejor es pasarla por encima, superarla con un balonazo o embestirla al contragolpe. En largo tiene oportunidad. En corto será condenado. Chicharito puede evitar la jaula. Luego está el área, ahí cambian las cosas. Porque Hernández se mueve como pocos dentro de ella. Desmarque, rebote, desvío, bloqueo y alguna falta. Cualquier cosa que suceda en los alrededores de Oblak será favorable para él y Cristiano. Sin Benzema el Madrid pierde futbol adelante, con Chicharito gana intensidad. La pregunta es sí al Atlético se le gana jugando o corriendo. Nunca se sabe. En los últimos siete partidos el Madrid no ha encontrado la respuesta.
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