Por: Alfredo Alarcón Kádas
De las pocas alegrías que ha podido gozar la afición celeste. La sonrisa se vuelve a dibujar en el rostro de muchos en la tribuna, banquillo y césped. Esta vez, el júbilo llega por partida doble: una victoria comandada por Roque Santa Cruz, con doblete incluido.
El paraguayo se hace sentir en casa. Un bálsamo que llega tras el doloroso descalabro en el Clásico Joven. La magia del atacante sudamericano ilusiona a los celestes.
Sin embargo, este resultado confunde. Una victoria ante un desvanecido Tigres, tras el empate ante River Plate, solo suma dudas. El doblete prematuro de Santa Cruz en el encuentro sólo disfraza el funcionamiento del equipo.
Luis Fernando Tena respira, aunque sin saber hasta cuándo. El torneo está por llegar al cierre y los Cementeros siguen experimentando. El horizonte luce desconocido, no existe más certeza que lo ocurrido hasta hoy.
El disfraz de héroe no le queda a Roque, pero sí el título de “maquillista”. Su doblete aclara las gargantas de aquellos que pedían a gritos el despido de Tena. El guaraní demuestra que, estando en buena forma, puede y debe ser el referente de un desangelado Cruz Azul.
Sólo una semana, o menos, es lo que la sonrisa de la nación celeste podría durar. Mientras tanto, el sorbo de ilusión mantendrá satisfecha la sed de reclamos en muchos.