Lo que hizo Aritz Aduriz es para ponernos de pie, apagar la luz e irnos de donde estemos porque el penal que se mandó contra el Valladolid es una auténtica joya, sacó la magia y dejó con la boca abierta a todos, capaz y hasta al árbitro.

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Era el minuto 45 del primer tiempo, antes de irse al descanso, Aritz tuvo la responsabilidad de cobrar y adelantar a los suyos. Colocó el balón, todo el estadio quedó al pendiente y cuando silbó el profe, fintó que tomaría vuelo, pero desde ahí lo puso por abajo pegado al poste derecho.

Ni en el FIFA se puede ver esta barbaridad, nunca se separó de la pelota simplemente hizo para atrás la pierna y luego luego tiró. Más vale calidad que cantidad con eso de que unos toman vuelo hasta el medio campo y la mandan a Júpiter.

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