Boca del Río. Desde hace más de tres meses en la ciudad de México, en parabuses de avenida Reforma, los pasos a desnivel de Circuito Interior o Periférico, hay letreros, anuncios y espectaculares presentando lo que termina este domingo: los Juegos Centroamericanos y del Caribe; pero aquí en Veracruz – la sede del evento- la situación es diferente, la justa regional pasa casi desapercibida en muchos sectores de la población pese a que las autoridades estatales y federales invirtieron 3,000 millones de pesos para organizarlos.
En algunas de las principales calles del puerto y sus alrededores como La Fragua, Las Américas, Ruiz Cortines apenas si hay uno, pero no más de dos carteles de publicidad anunciando “su fiesta”; y de paso, al preguntarle al gobierno del estado por las cuentas y costos de sus gastos al respecto, dan la siguiente respuesta: “información clasificada y de acceso restringido”.
Mxsports hizo para juanfutbol una solicitud de información a través de Transparencia de Veracruz sobre “una descripción de los costos detallados en infraestructura, equipamiento deportivo del 2010 al 2014 para la organización de los Juegos Centroamericanos y del Caribe”… la respuesta fue: “La información solicitada está catalogada como acceso restringido”… Es decir que ni los veracruzanos , ni cualquier mexicano o quien lo desee puede saber cuánto fue lo que realmente invirtieron para el evento que termina hoy.
Veracruz -que en la última década ha estado involucrado en decenas de miles de asesinatos por el crimen organizado y es la segunda entidad donde más asesinatos a periodistas ocurren- intenta regresar a la cotidianidad, aunque lo hace con sus vicios.
“Esto es tan perverso que te acostumbras a vivir con lo que pasa, por ejemplo ahora la gente va a los antros donde el control lo tiene el cártel Jalisco Nueva Generación… Porque saben que no les va a pasar nada, ellos tienen el control”, relata uno de los taxistas de la ciudad. “¿Has visto en estos 15 minutos una patrulla?” Tenía razón el conductor, las sedes de los eventos están custodiadas por la policía local, PFP o militares, pero fuera de ello puede tardar más de 10 minutos para ver una patrulla en las calles.
“Nos sentimos seguros cuando estamos cerca donde hay competencias, ¿pero qué va a pasar cuándo esto termine?”, se pregunta uno de los empleados del hotel Galerías, casi enfrente de su lugar de trabajo, hace tres años, tiraron 35 cuerpos. “Cerraron las calles y ahí los aventaron” comenta nuestro taxista consultado. Aquella vez se le atribuyó el acto a Jalisco Nueva Generación, los cuerpos fueron identificados como Zetas.
Los entrevistados y consultados tiene miedo, prefieren dar referencias pero jamás su nombre, no quieren vivir algún tipo de represalia. Los que saben de los Juegos Centroamericanos saben que estos meses han vivido blindados, pero tienen miedo al futuro y los que no saben “vivimos esto con cotidianidad, hemos visto algunos extranjeros, pero aquí en el centro la vida es normal, nada extraordinario; se han controlado un poco las cosas, los malos se meten con los malos nada más”, relata uno de los empleados del tradicional Café Parroquia del centro histórico de Veracruz.
Los pocos que saben de los Juegos son generalmente los empleados estatales, quienes recibieron boletos para los eventos. “El gobierno compró casi todos (tickets), un amigo que trabaja en limpieza del gobierno del estado me dio unos para ir al futbol, me dijo que cuando los llevaban les daban dos entradas, una rebanada de pizza, una coca cola y 100 pesos y quedaba estrictamente prohibido gritar en contra del gobernador (Javier Duarte)”, relató uno de los taxistas de la ciudad, quien se quejó que además sólo “algunos compañeros afiliados al PRI les dieron la insignia de taxi seguro u oficiales… ¿y entonces los demás somos rateros?”. Hasta ahora no ha existido alguna protesta en ninguna de las sedes en contra del gobierno.
Aunque las autoridades de la justa aseguraron la semana pasada en conferencia de prensa que las sedes han presentado un promedio de 70% de asistencia de los eventos, algunas de ellas estuvieron con menos de una cuarta parte de su capacidad y los veracruzanos aseguran que cuando han querido comprar boletos resulta que no hay. El sábado por la mañana al preguntar por las entradas disponibles para las finales de box esa noche en el WTC, la respuesta fue contundente: “Boletos agotados para el box”, dijo la vendedora y por la noche el inmueble presentaba algunos huecos en las tribunas.
“A nosotros casos como los de Ayotzinapa no nos sorprenden, vivimos muchas cosas de esas, colgados, cuerpos tirados, balaceras… y uno se acostumbra a vivir con eso y seguimos trabajando porque no nos queda de otra y así seguiremos”, dice casi como resignado un mesero de uno de los bares de los Portales. Veracruz es uno de los cinco estados de la República donde más homicidios violentos ocurren según un recuento del diario Milenio en julio pasado y también allí consideran “reservado” y “con acceso restringido” lo que gastaron para un evento internacional con dinero público, de usted, mío y el de los veracruzanos.