Pese a que la prensa internacional aseguró que Gustavo Kuerten sería el encargado de encender el pebetero olímpico, el honor correspondió finalmente al ex-maratonista Vanderlei Cordeiro de Lima.
Este atleta saltó a la fama internacional en Atenas 2004 luego de un incidente lamentable en el que un ex-sacerdote irlandés lo empujó cuando el brasileño lideraba la competencia en el kilómetro 35. Con ayuda del público, Cordeiro de Lima se levantó y culminó la competencia en tercer puesto, llevándose la medalla de bronce.
A diferencia de otras ocasiones, el encendido del pebetero carioca fue sencillo, siendo lo más destacado un grupo de espejos que rodearon a la llama para simbolizar al Sol.