Por: Marco Malvido
Fueron 66 minutos de soledad.
Javier Hernández jugó sin sus hadas, extraviadas en el bosque de Razgard y sin ellas, no hubo encanto en Sofía.
La oscuridad de la indumentaria del Madrid se apoderó de su habitual luz en el área en un momento, su primer partido como titular, tan poco oportuno como sus dos remates.
La BBC se transformaba en BCCH por primera vez. Benzema al banco. Chicharito adentro. Ancelotti coherente. Si en el mexicano habría de confiar, Ludogorets era el rival ideal.
Minuto 11. Desmarque inteligente en el área. Se perfilaba para rematar, pero Moti lo derribó. Chicharito entró enchufado, provocó un penal que Stojanov le detuvo a Ronaldo.
El Ludogorets tiene apenas 14 años de existencia. Representa a una ciudad de escasos 33 mil habitantes llamada Razgrad y viste de verde por el respeto a la reforestación que existe en su entorno.
Los troncos juegan a su favor y en eso se convirtió Chicharito al cometer su primera majadería en el área chica con la camiseta del Real Madrid.
Arrancó la jugada con una diagonal a Ronaldo, quien amplió con Bale, que a su vez, estiró la pelota al rincón del área, donde Isco asistió magistral, a segundo poste, al mexicano…
… ahí estaba Chicharito, presto a la cita, como su instinto le demanda, pero deficiente en la técnica. Así como fue capaz de ponerla en la horquilla desde afuera del área frente a La Coruña, la despejó como defensa en el área chica del Ludogorets, sin portero de por medio.
No pudo Javier extender su encanto con el madridismo en Bulgaria. Ancelotti ya festejaba ese gol. El partido no estaba para bromas cuando al mexicano se le chispoteó.
Tras la falla, salió por Benzema y el francés, en una, selló un sufrido triunfo con su esencia de gol ante el alivio de Carletto y el desencanto del Chicharito.