El Real Madrid no supo morder al Atlético, como tampoco lo hizo Carvajal a Manzukic pese a que nada más acabar el partido, las imágenes abrieran la puerta a la duda de una acción entre el lateral y el delantero. El internacional español se apresuró a decir, en sus redes sociales, que ni lo hizo ni nunca ha tenido intención de hacerlo. La tensión del séptimo derbi de la temporada se palpó desde el minuto uno al noventa. Y todavía queda otro tanto en una semana, tal y como confirma el empate sin goles.
Mucho se ha criticado a Ancelotti en los últimos meses por aquello de no mover un dedo en cuanto al esquema en esas seis partidos anteriores ante los vecinos, pero el séptimo demostró que la ausencia de victorias no llegaba por la manera de colocar a sus hombres y sí por el rendimiento de los jugadores.
Con el mismo esquema, ese al que se acusaba de no poblar el centro del campo, sirvió para demostrar que el 4-3-3 no era el problema y sí la actitud de los jugadores. Desde el primer minuto los blancos encerraron a los rojiblancos, pero por allí pasaba un tal Oblak, capaz de parar todo, incluido un mano a mano con Bale a los tres minutos.
La historia cambió en la segunda mitad. Los de Simeone dejaron en el vestuario el disfraz de jugadores insípidos que se pusieron de salida, para ponerse con el que se sienten tan cómodos, que no es otro que del intercambio de golpes. Pocas ocasiones, pero por lo menos se equilibró un juego que fue blanco durante la primera mitad de manera exagerada.
La ausencia de goles precipitaba los nervios. Si bien no hubo mordisco, sí que aparecieron codazos, penaltis y manotazos en esas peleas que Ramos y Carvajal mantuvieron con Mandzukic de manera constante tras el descanso. El croata se las tuvo tiesas y no se escondió en ningún momento. El problema es que estuvo más pendiente de la pelea que de jugar, y eso su equipo lo pagó.
Al final el Atletico cercó a un nervioso Casillas en los últimos minutos, en los que combinó aciertos y errores. Al menos, tal y como hizo Oblak en la primera mitad, dejó su puerta a cero. Todo por resolver.