Serena Williams, de 19 años, lloraba en el vestuario. Era 2001 en la final de Indian Wells. Al salir a la cancha había escuchado abucheos y sonidos que imitaban a un mono, los agresores eran sus compatriotas. Había enojo en ellos porque la semifinal que disputarían las hermanas, Serena y Venus, no se llevó a cabo por una lesión de la mayor. Se cuestionó la integridad de las Williams.
Este hecho marcó a toda la familia, en especial a su padre que tuvo malos recuerdos de su juventud en el sur de Estados Unidos. Serena había “perdido el partido más importante de su carrera, el de la igualdad”.
Nunca más volvió a jugar el torneo, pese a pagar multas y no sumar puntos en la clasificación. Pero hoy, después de 14 años, anunció en una carta a Time su regreso a Indian Wells.
Las cosas han cambiado en el tenis, explica Serena. “Hace unos meses, cuando el seleccionador ruso Shamil Tarpsichev hizo unos comentarios racistas y sexistas sobre Venus y yo, la WTA y la Federación estadounidense lo criticaron inmediatamente”.
Y añadió que también ha progresado. “Estoy en un punto de mi carrera donde no tengo nada que demostrar. Juego por el amor al tenis. Y con ese amor en la cabeza, y con una nueva comprensión del verdadero significado del perdón, volveré orgullosa a Indian Wells en 2015”.
“Juntos tenemos la oportunidad de escribir un final distinto”, concluye la carta de Serena Williams.