Cristiano Ronaldo está triste. La melancolía invade al portugués casi tres años después. En aquella ocasión, con Mourinho en el banquillo, CR7 pidió marcharse, pero lo hizo con el mercado cerrado, sin posibilidad alguna para que los dirigentes blancos reaccionaran. Ahora la historia es diferente. Su tristeza camina de la mano del fútbol, de un rendimiento puesto en duda y por su peor arranque de año desde que está en el Real Madrid.
Los 9 goles que ha logrado desde que se inició 2015 serían una cifra más que aceptable para cualquier mortal, pero cuando uno está acostumbrado a marcar a pares y en cada partido, todo parece poco. Ronaldo no tiene buenas sensaciones, el equipo tampoco le envía noticias positivas y, lo que es peor, su eterno enemigo crece y crece hasta haber regresado a sus mejores cotas futbolísticas. Hablamos, claro está, de Leo Messi.
Ronaldo sabe que el domingo se juega mucho más que un partido. El portugués sabe que un mal partido de su equipo, y suyo en particular, le apartaría de la lucha por la Liga y le dejaría sin apenas recorrido en la carrera que año tras año mantiene con Leo Messi por el Balón de Oro. Algo que duele y mucho en el delantero madridista.
Los problemas físicos en su rodilla izquierda y que arrastra desde hace un año, no le dejan ser el mismo. Le lastran a la hora de correr, de buscar la portería rival, pero la presencia de Messi en el horizonte es lo que le hace perder la cabeza tanto como para despreciar a sus compañeros en algunos de sus gestos o de cuestionar a la afición con el “hay que joderse” que lanzó a los cuatro vientos el pasado domingo ante el Levante.
Tanto sus compañeros como el técnico le arropan y buscan una reacción del portugués. Le necesitan y más en este tramo decisivo de temporada que el Real Madrid inicia el próximo domingo con la visita al Camp Nou. Sin CR7 a tope, el equipo blanco es menos importante.
Los dirigentes del Real Madrid, vamos Florentino Pérez, se mantiene expectante ante los posibles acontecimientos. La anterior crisis terminó con un nuevo contrato para el delantero, algo que parece muy complicado de ver en estos momentos. Es más, apunten a su posible salida al término de temporada, pero hasta que eso ocurra, el presidente del Real Madrid quiere lo máximo de CR7. Mientras, Ferguson se frota las manos en Manchester.