Por Asairi Nava
El polaco quiere jugar en Real Madrid. Ya lo externó a los medios y a la directiva muniqués hace unos días, cosa que no debió caerles muy bien al galo y al galés. ¿Qué cruzará por sus cabezas durante los 90 minutos en el juego de ida de las semis?
“Ojalá lo tunda Ramos”
Los dos quisieran que Ramos le propine unos buenos golpes sin querer, o que se vaya directo a la bola del tobillo, para que sienta el rigor por hablar antes de tiempo.
“Creo que ya nos vamos”
Sin importar que den un juegazo, que entre ellos dos liquiden al Bayern, parece que tienen un pie y medio fuera del Madrid para la siguiente temporada. Ver a Robert no les ha de causar ninguna gracia, menos si saben que él los sacará.
“¿Podrá lesionarse por mucho tiempo?”
Sería la mayor esperanza de ambos que Lewandowski se lastime de gravedad antes de que lo compren y Real desista de su fichaje. Aun así no les quitaría su visión panorámica sentados junto a Zidane o detrás de él.
“Pasará lo mismo que en otras temporadas”
Cada vez que anuncia su posible salida, Lewandowski hace cosquillas a los oídos de la directiva del Bayern, que toma el mensaje como si fuera una exigencia de más millones. Como aceptan, Robert se queda.
“Que no tenga un buen juego”
Como niños chiquitos, esperan que todo le salga mal. Que no encuentre portería, que los balones le reboten como si tuviera tablas en lugar de pies. Literalmente que no sea una noche agradable para el polaco.