Por Mario González
Pues sí juanáticos, ya ninguna excusa o justificación vale porque no deja satisfecho (y mucho menos tranquilo) a nadie. Si el Cruz Azul no deja de inventarse fórmulas, neta va a descender, aunque no tenga problemas porcentuales, por ahora. Y es que hasta dan a pensar que son ellos quiénes están orquestando la posible eliminación del descenso.
Pero aquí pasa algo que debería causar preocupación, y mucha, y es que a pesar de los reclamos, la afición se está haciendo tan chiquita como su equipo. Tantos años de decepciones y cruzazuleadas han modificado el ADN de todo azul, y los aficionados ya no saben cómo exigirle a su equipo. Vaya, ya no saben ni qué exigir.
Falta una profunda, muy profunda renovación. Con vendedores de humo como Paco Jémez, ahora el carismático Pedro Caixinha, y el mismo Yayo de la Torre, los aficionados se han conformado con que su equipo de destellos y califique, aunque sea, a la liguilla.
Después de tantos años, urge cambiar el chip como aficionados y aprenderle algo a la afición del América o de los Pumas, que año con año realmente exigen a su equipo el campeonato, y nada menos que eso. Y si bien no son campeones cada semestre, los jugadores sí actúan en consecuencia a la vergüenza que debería darles una sequía de 20 años. Ya de a perdis, debería copiarle la directiva a los del norte y tirar la casa por la ventana, porque lana hay.
Y no se trata de dejar de lado los colores ¡Se trata de tenerse un poquito de amor propio!