Barack Obama dijo adiós esta noche a los estadounidenses a los que ha gobernado durante ocho años alertando de las amenazas que se ciernen sobre la democracia, advirtiendo de que esta “corre peligro cuando se la da por segura”.
En un largo discurso en Chicago, repasó las heridas que aún supuran en América la de la raza, la de la desigualdad, y reivindicó la inmigración y la innovación como baluartes del espíritu estadounidense, el que ayudó, dijo, a crear un nuevo orden tras la Segunda Guerra Mundial.
“Es ese espíritu el que nos ha hecho una potencia económica, que nos hizo despegar de Kitty Hawk y Cabo Cañaveral; el espíritu que cura enfermedades y pone un ordenador en cada bolsillo”, ensalzó el 44 presidente estadounidense, el mismo espíritu, continuó, “que nos permitió resistir al fascismo y la tiranía durante la Gran Depresión”.
A punto de pasarle el testigo a un sucesor que ha agitado el nacionalismo blanco, que ha prometido mano dura con los migrantes, Obama alertó contra las divisiones.
“Si declinamos invertir en los hijos de los inmigrantes solo porque no se parecen a nosotros”, advirtió, “reducimos las posibilidades de nuestros hijos”, expresó Obama en su último discurso como presidente de Estados Unidos de America, con información de EL PAIS.