Por Chris Angeles
Hoy mero es el Día Internacional de la Felicidad. Y aunque algunos de los que nos leen le vayan al Cruz Azul, o su crush nada más no les hace caso -como aquí su servidor- y digan que no hay momentos felices en sus vidas, pues están muuuy equivocados. El futbol es alegría y buena vibra. ¡Y momentos de felicidad sobran! Seas del equipo que seas.
el gol del Oro olímpico
¿A quién no se le enchinó la piel con el segundo gol del Hermoso? Se llegaba a la final con un equipo comandado por el Flaco Tena que los hacía jugar por nota. Minutos iniciales y Peralta ya clavaba el primer pirulo de los dos que anotaría esa tarde. Pero el segundo, lo gritamos como si la vida se nos fuera en ello. Significaba que por fin el Tri vencía sus fantasmas y ganaba algo fuera de casa. Alegría pura.
El milagro de estambul
Mucho antes de que Messi o CR7 dividieran opiniones en Estambul, se jugó una de las finales más épicas de la Shempions. Si no es la que más, eh. El Milan de Crespo, Shevchenko y compañía barría a un Liverpool que nunca se apareció en el primer tiempo. 3-0 y así se iban al descanso. En el segundo tiempo vino el milagro. Un Stevie G inspirado comandó una remontada histórica y forzó los penales. Lo demás es historia. Juegazo y pura felicidad… ejem, a menos que le vayas al Liverpool, eso será para otro día.
LA MAGIA DE RONALDINHO
Dinho era la felicidad hecha futbol. Sean del equipo que sean, no había manera de odiarlo. Para muestra, el partidazo que se mandó allá en el 2005 en la Casa Blanca. ¿Qué esto no es alegría? Pregúntenle a la hinchada merengue porque se levantaron a aplaudirle. ¡Crack!
Las atajadas del Conejo pérez contra Monterrey
El futbol se la debía a este muchacho. Salió por la puerta de atrás de un Cruz Azul malagradecido y anduvo deambulando por varias canchas del país hasta que llegó a los Tuzos. Las atajadas de aquella noche nos llenaron de alegría -no así a los regios- porque sabíamos que el futbol se ponía a cuentas con el inmortal Conejo Pérez. Cual novato de algunos años, se la rompió en la cancha ese día. Al final levantó el trofeo de campeones ¡Qué grande!
los mexicanos en el extranjero rompiéndola
Quien sea que anote gol o tenga una buena actuación. Ya sea Chichadios, el Chucky o Layundowski. Cualquier crack mexa que la esté rompiendo en el otro lado del charco, es motivo de felicidad. Nos ponemos la camiseta que sea. El chiste es que nos alegremos porque nuestros connacionales dejan en alto el nombre de nuestro país.