Por: Roberto Quintanar
Su nombre hace una referencia obligatoria no únicamente a la literatura uruguaya, sino a la latinoamericana en general. Mario Benedetti, un hombre de voz suave y una pluma privilegiada, fue algo más que un letrado. A través de sus textos plasmó sentimientos y realidades.
Hombre de una juventud arraigada en la izquierda política, fue, como muchos intelectuales, un perseguido político. Sin embargo, algo que no compartió con buena parte de sus contemporáneos fue su pasión por el futbol. Lejos de renegarla, la hizo pública a través de su obra y siempre habló con orgullo de ella.
El gran amor de Benedetti llevaba los colores azul y blanco: el Nacional de Montevideo fue, hasta el final de sus días, la institución en la que depositó sus más profundos sentimientos de pertenencia.
“Un lugar común es que a los escritores no les interesa el fútbol. Y a mí me ha gustado mucho desde siempre”, expresó en una entrevista con El Gráfico de Argentina. “Allá por los años ’40, fui cronista de un diario de Montevideo. Iba todos los fines de semana al estadio a ver partidos de Nacional y Peñarol; después regresaba a la redacción y hacía crónicas humorísticas sobre los encuentros”.
Sin embargo, don Mario dejó de asistir al tablón al sentirse desencantado no del balompié, sino de sus pasiones mal canalizadas y la excesiva mercadotecnia.
“Recuerdo que en una oportunidad fuimos con mi padre a ver el clásico Peñarol-Nacional. Siempre nos íbamos quince minutos antes de que finalizaran los partidos para evitar el tumulto del final, pero esa vez el encuentro estaba muy reñido y decidimos quedarnos hasta el último minuto. Debimos salir en medio de una gran avalancha. Yo me caí y la gente rodaba por encima de mí, apretándome e impidiéndome respirar. ¡Y eso que se trataba de mi propia hinchada, la de Nacional!”, recordó en esa misma charla.
Portero durante su etapa juvenil, según él mismo como muy malo, Benedetti tuvo al futbol como elemento central en su memorable cuento El puntero izquierdo (1954). “Vos sabés las que se arman en cualquier cancha más allá de Propios. Y si no acordate del campito del Astral, donde mataron a la vieja Ulpiana”. Esas líneas fueron un hito en la literatura dedicada al balompié, prácticamente inexistente en aquellos días. Sin proponérselo, se convirtió en un pionero.
Hoy, a 96 años de su natalicio, recordamos esa otra parte de Mario Benedetti: su pasión por el deporte más popular del mundo y en especial por el Nacional de Montevideo.