Si hay una figura histórica controvertida esa es la de Ernesto Che Guevara, guerrillero, luchador social, médico, fotógrafo, aventurero y sí, también deportista, apasionado de Rosario Central. Hoy, a 51 años de su muerte, repasemos su afición y talento en los deportes.
Para cualquier persona el asma sería una limitante, pero la pasión del Che lo llevó a desafiar su enfermedad, la natación primero, a la postre también practicaría ajedrez, alpinismo, atletismo, béisbol, ciclismo, futbol -obvio-, golf, rugby, clavados, tenis de mesa, pesca deportiva, tiro deportivo y softbol.
¡Un atleta nato, vaya!
Pero hablemos de su pasión por el futbol. Nació en Córdoba y parte de su niñez vivió en Buenos Aires, podríamos intuir que era hincha de Boca o River… ¡Pero no! Casi como acto de rebeldía, eligió a Rosario Central, no a Newell's como algunos creen. En el rugby también demostró pasión, incluso fundó la revista Tackle y más adelante el ajedrez terminó de forjar su carácter.
El alpinismo, como buen deportista, lo hacía para superar sus límites, el asma jamás lo abandonó, incluso tuvo expediciones al Popocatépetl, una de ellas totalmente fallida y en la otra conoció a Raúl Castro, quien fue fundamental para que conociera a Fidel, pero esa es otra historia.
El golf lo enamoró una vez que terminó la revolución cubana, deporte que le ayudaba a relajarse y respirar aire fresco para sus pulmones. Pero en definitiva, el deporte que lo atrapó en la isla caribeña, fue el béisbol, jamás sujetó bien el bate, pero… ¿A quién le importa la técnica sí se trata de disfrutar?
Otra de sus pasiones, la fotografía, lo trajo como reportero a los Juegos Panamericanos de 1955, le encantó México, incluso tuvo a su primera hija aquí.
En resumen, no hace falta ser guerrillero, político o tener alguna enfermedad, el ejemplo del Che nos demuestra que lo único que necesitas es pasión y ganas de superarte, no importa el deporte o si eres bueno, lo importante es querer practicarlo y sobre todo disfrutar al máximo.