Por: Ángel Armando Castellanos
En un mundo lleno de paradojas como el que habitamos, hasta el diablo sufre de maldiciones y rachas que parecen imposibles de superar. Para muestra, el Toluca, equipo que después de vivir en la más absoluta mediocridad y pelear por el descenso, se convirtió en el tercero más ganador del país, sin embargo, durante esa racha de títulos ha sufrido de una malaria que no parece que vaya a cambiar.
Cada vez que el Toluca llega a una final en un diciembre que incluye cambio presidencial, la pierde, y peor aún, sus seguidores son testigos de la derrota.
En el 2000 los escarlatas golearon a los de Torreón con un escandaloso 7-2 en la capital mexiquense. Fue el mayo en el que se coronó como el 'Señor de los Veranos' tras ganar los torneos de 1998 y 1999. Semanas después, Vicente Fox lograba el tan “ansiado” cambio, sacando de Los Pinos al PRI y metiendo al PAN. En diciembre de ese mismo año, días después de la toma de protesta de Fox, Ángel David Comizzo y el Morelia provocaron lágrimas en el Nemesio Díez e inauguraron la maldición.
Seis años después, la historia se repitió. En diciembre de 2006 el equipo que dirigía Américo 'Tolo' Gallego jugaba mejor que nunca y contaba con una dupla comandada por Bruno Marioni y Vicente Sánchez, pero un ángel iluminó a Adolfo 'Bofo' Bautista y a Chivas, provocando más lágrimas en el sitio en el que el pasto se transforma en azufre y parece quemar los pies de los rivales. Días antes, Felipe Calderón había jurado cumplir y hacer cumplir la Constitución, en medio de la polémica electoral.
En 2012 todo parecía perfecto. Enrique Meza volvía a Toluca y lo hacía por la puerta grande, igual que el PRI a Los Pinos de la mano de Enrique Peña Nieto. Pero a los Xolos de Hank Rohn no les gustó la idea de perder su primera final y amargaron a los Diablos días después de la toma de protesta de Peña Nieto, logrando el título apenas un año después de haber ascendido a Primera División.
Habrá que ver si en 2018 la malaria choricera se termina o si se consolida aún más. Aquella versión de que cuando el presidente da al pueblo la facultad de demandar el cumplimiento, las ilusiones del Toluca se van al demonio.