Por: Ángel Armando Castellanos
El 14 de febrero es una fecha para celebrar. Hace unos días pudimos ver cómo tú disfrutabas de nuestras tarjetas para conquistar o cotorrear a esa persona que te trae de cabeza. Pero en toda historia hay ganadores y perdedores y hoy, ya que la euforia por #JuanValentín ha pasado, vale la pena voltear a ver a un personaje que resulta muy poco afortunado.
A simple vista podría tenerlo todo, un físico atractivo, dinero suficiente como para comprarse buenos regalos que lo hacen lucir mejor cada seis meses y manejadores experimentados que ayudaron a otros a probar la gloria. Además, casi siempre, viste bien, a la moda y con buen gusto. Los críticos lo consideran un ejemplo a seguir porque siempre está peleando por quedarse con la más guapa… pero siempre se queda con las ganas.
Para él, ese momento de enseñarle a todo el mundo lo que ha conquistado sabe mitad a gloria, mitad a tragedia, porque en su historial presume a varias de las mujeres más deseadas del país, pero en la época reciente a duras penas se conforma con chicas de chocolate y una que otra de consolación que le sirven de peor es nada.
Sabe lo que es ser bateado de todas las formas posibles y su lista de enemigos cada vez está más llena. Desde argentinos de poca facha y buena maña, hasta mexicanos caritas todas mías, pasando por michoacanos que dicen tocar muy bien las rancheras. Ha 'gozado' derrotas honrosas, de esas que provocan que todos lo miren y le digan “ya ni modo” y “ahí para la otra” y también humillantes, de esas que le generan burlas de hasta el más perdedor.
Por eso el 14 de febrero prefiere pasarlo solo, sin acercarse a nadie, tratando de pasar desapercibido aunque eso le ocasione críticas, porque cada tanto, ese estado de ánimo se traslada al resto del año y es llamado despectivamente “pecho frío” por no generar nada entre sus admiradores, porque eso sí, los tiene y por montones, pacientes, esperando a que la chica en turno ya no le dé largas para quedarse con él.
Sirva este texto para reconocerlo por su tenacidad -más bien terquedad- al momento de ligarse a las más guapas y de paso a sus admiradores, por siempre creer que “esa chava tan guapa” sí le va a hacer caso a la hora buena, aunque al final, casi siempre termine llorando en su habitación, lamentándose por su mala suerte. Pero bien dicen, que no hay mal que dure 100 años y algún día, si se alinean los astros, Cruz Azul dejará de ser el ya merito.