Por Enrique Lozano
Si Juanáticos, ¡The Chaaaampiooons! El torneo más importante del mundo, que ha sido testigo de memorables historias y hazañas, aquel que nos muestra por qué el futbol siempre es un motivo de alegría y una fiesta interminable. Con amigos, familia, pareja. No importa, siempre un día de Champions League es memorable.
¿A poco no cada que vemos ¡la Shempiooonss! el día empieza distinto? Te levantas de buenas sin importar que haya escuela, trabajo. Buscas la prenda perfecta para apoyar a tu equipo; todo preparado para que en punto de la 13:45 empiece la magia….
Comienza el himno y al mismo tiempo te vienen a la mente los recuerdos de aquel gol de Zizou contra Leverkusen para conseguir la décima, de la remontada del Barça contra el PSG. Porque sin importar los colores que apoyes la Champions te hace ilusionarte como cuando de niño jugaste a ser Ronaldinho y metías el gol del gane en la reta con los cuates.
La Champions nos convierte en los mejores jugadores del mundo compitiendo por demostrar quién es mejor, algo así como los Juegos del Hambre del futbol, donde se distinguen los pretendientes de los contendientes.
Qué daríamos por levantar la Orejona o tocarla siquiera, esa que sólo cae en las manos de los mejores jugadores del mundo. Levantarla representa honor, respeto y la ilusión de millones de aficionados que en cada partido paralizan su mundo para ver un episodio más de magia en el campo como si fuera un Teatro de Ilusiones.