Su velocidad en las aguas brasileñas provocó euforia e impresión lo mismo entre compañeros que expertos y aficionados. El carisma de Katinka Hosszú y su talento conquistaron Río de Janeiro esta noche, cuando la sirena ganó el oro y rompió el récord mundial en los 400 metros combinados.
La mayor satisfacción fue, sin dudas, para su esposo Shane Tusup, quien además es su entrenador y psicólogo. Las sonrisas cómplices y la ebullición emocional que acompañaron el momento dieron la vuelta al mundo como una fugaz en el tiempo pero perdurable en la memoria historia de éxito.
La “Chica de Acero” (Vashölgy), como se autodenomina la nadadora magiar, detuvo el reloj en 4:26.36, marcando una diferencia de casi seis segundos con el récord anterior y dejando muy atrás a todas sus contrincantes.
Gracias a Katinka, Hungría suma dos preseas áureas en estos Juegos Olímpicos de Río 2016. Pero además que el oro, la nadadora se llevó el corazón de todos los brasileños.