Sin justificaciones ni victimizarse. Así tomó Iván García el hecho de que él y Germán Sánchez no obtuvieran una medalla en la prueba de clavados sincronizados en plataforma de 10 metros cuando eran una de las principales esperanzas de la delegación.
El clavadista aceptó que los resultados no fueron los esperados y no puso pretexto alguno (a diferencia de otros) luego de que el resultado no fuera el esperado.
Ahora que una de las medallas potenciales se ha esfumado, medio México está angustiado porque las cosas parecen muy similares a Barcelona 1992 y Atlanta 1996, ediciones en las que la delegación tricolor obtuvo sólo una medalla.
Las cosas no parecen pintar bien…