“De 13 años fui porque me mandaron. Estaba en fuerzas básicas de San Luis, cuando descendió se hizo un rollo y me mandaron a hacer prueba. Cuando fui como que no me agradaba mucho la idea. Afortunadamente no me quedé. Fue un paso rápido, no fue tanto tiempo el que estuve en Pumas porque me dieron las gracias. Ya después vine para América, donde empecé mi carrera. No por ese hecho le agarro más odio, obviamente no, el hecho de haber sido siempre americanista me da ese rencor hacia ellos. Llegar a Primera División y enfrentarlos es lo mejor que me puede pasar, el odio que tengo hacia ese equipo es por la rivalidad del futbol”.
Cuestionado sobre si cambiaría la camiseta con alguien de Pumas responde sin rodeos: “No, ¿para qué quiero una playera de Pumas? No me sirve”.