Por Juan Carlos Sánchez
Que Felipe Mora esté haciendo goles, es buena noticia para todo Cruz Azul. Para el equipo porque sus goles permiten sumar de a tres y ayudan al funcionamiento colectivo. Para los aficionados porque necesitan un nuevo ídolo, sobre todo ahora que se fue el Chaco. Para la directiva porque eso significa que por fin le atinaron con los refuerzos.. Y también para el propio delantero, porque hace rato que los celestes no tienen un campeón de goleo.
Hay que decir que a nivel individual Mora tiene una peculiaridad: todos sus goles en liga con Cruz Azul han sido de primera intención. ¡Remate y gol, papá! Los ocho que hizo en el torneo pasado fueron así y de los tres que hizo en copa, dos fueron de remate de primera intención.
Si no es de prima, tiene que ser un golazo. La única anotación que no hizo así en Copa MX fue contra Alebrijes. Recibió, acomodó, tiró y al ángulo.
Con su doblete contra Chivas volvió a mostrar su mejor cualidad: el remate de primera -bueno, aunque un gol fue de penal, pero ¿cómo más se cobran? Y de todos modos valen-. Esta clase de delanteros tienen instinto para colocarse, desmarcarse o ir en busca del remate.
Si Cruz Azul logra tener buenos pasadores, ya sea por las bandas o un enganche que venga de atrás y le filtre balones, el chileno rematará como sea. De cabeza, de izquierda o derecha, barriéndose. Mora es un delantero que la mete con lo que sea.
Así que ánimo celestes, tienen un killer en el equipo y ya era hora. Así que la táctica es clara, denle balones a Felipe, centros, diagonales, al espacio, como sea, que él nada más necesita de un toque y pa' dentro.