1.-
Este tipo es un crack. Se llama Jordan, como Michael; se apellida Morris, como Zack, el de Salvados por la Campana. Y además estudia en Stanford.
2.-
Black and white. El güero era nuestro y lo despreciamos hasta que decidió volverse gringo. El moreno, con nombre de célebre personaje de telenovela, se comió el segundo.
3.-
Somos el patio trasero, menos en futbol. Desde Estados Unidos nos miran como la mina de oro. En futbol es una bendición apellidarte González, Alvarado o Corona. Si eres hispano, pateas un balón y has sido ignorado por la Federación Mexicana, las barras y las estrellas te esperan.
4.-
Falta inteligencia y sobra ambición. Con las rivalidades no se juega. Cuando a cambio de ganar dinero se permite un partido amistoso con equipo suplente, se abre la puerta al envalentonamiento innecesario de un oponente que cada vez se cree más capaz de vencernos.
5.-
México vive bajo un absurdo. No es Brasil ni España, pero se asume capaz de armar dos selecciones competitivas. La realidad, el marcador como prueba, pone la evidencia.
6.-
La derrota se fraguó en la lista de convocados. Cuando no hay tiempo para entrenar ni más espacio que un breve calentamiento y una sesión de shopping, la victoria depende de la correcta combinación de nombres en el campo. Herrera se equivocó. O más bien, ni siquiera tenía de dónde escoger.
7.-
América tendrá que salvar a la patria. Abran los ojos, desear la derrota de las Águilas ante el Impact de Montreal (equipo gringo en Canadá aunque no les guste) es anhelar la caída del último eslabón de superioridad de México sobre EU en futbol.
8.-
A los hechos me remito. Tan mala fue la actuación mexicana que Maza Rodríguez concluyó como el más destacado de la oncena tricolor. Así imposible.
9.-
Para que la cuña apriete, tiene que saber a universidad. A la Selección le pongo cinco. Stanford nos reprueba y los gringos se burlan. Somos sus hijos.