Hay que regresar al 2 de julio, el Tri quedó como segundo del Grupo F, lograron los mismos puntos que Suecia, pero la diferencia de goles hizo que los suecos se fueran a la cima; los brasileños se apoderaron de su grupo. México estaba por definir su futuro en el Mundial ante Brasil en el Samara Arena.
Dos victorias y una derrota en fase de grupos fueron suficientes para ilusionar a los aficionados mexas, no importaba si eran de hueso colorado o de ocasión, muchos se quedaron en casa y otros se armaron en las oficinas, escuelas o cualquier lugar con tal de ver el partido. La selección iba a jugar y no era ante cualquier rival, se sentía que era el momento de hacer historia.
Ochoa, Márquez, Lozano, Herrera y Hernández figuraban como las figuras mexicanas, mientras que Thiago, Alisson, Coutinho y Neymar lo hacían con la Verdeamarela. Osorio mandó el mejor equipo que tenía y Tite no se quedó atrás.
En tierras rusas eran las siete de la noche, acá en México las nueve de la mañana. Momento de la verdad, Gianluca Rocchi pitó el inicio del partido, las 41 mil 970 almas en el estadio y los millones fuera del mismo se silenciaron. Los mexicanos querían ganar, empezaron con todo, la posesión era de ellos, pero no lograban finalizar las jugadas, poco a poco Brasil empezó a tener confianza y la figura de Ochoa se hacía enorme. Todo quedó en ceros al medio tiempo.
Apenas habían pasado cinco minutos del segundo tiempo y Neymar recordaba los fantasmas de la selección mayor. Ney empezó la jugada fuera del área, le dejó la bola a Willian y el del Chelsea mandó un centro raso que sirvió para que el jugador del PSG cerrara con una pinza barriéndose. La defensa se perdió y la Canarinha aprovechó.
Los de JC Osorio debían ir en contra de la historia, la cosa es que se veía más cerca el segundo de Brasil que el empate. Ochoa estaba intratable. Neymar comenzó a hacer su show y despertó los reclamos y burlas de los espectadores. El tiempo se acababa, el Tri no veía por dónde, los que estaban en el campo no respondían.
En los últimos minutos, al 88’, Firmino le puso punto final a los sueños e ilusiones mexas. Neymar arrancó solo por la izquierda, entró al área y punteó la bola, Paco Memo alcanzó a desviar, pero el del Liverpool estuvo atento para mandar el balón al fondo de las redes. Ya no había nada que hacer, todo acabó en ese momento.
La posesión fue en mayoría mexicana, pero la contundencia brasileña. En todo el partido, la Verdeamarela hizo 10 disparos a gol, el Tri sólo uno. Un dos a cero con sabor a caipirinha finalizó el sueño y el proceso de Osorio. La afición no quería creerlo, se pensaba que era el momento de pasar a cuartos, pero no, por séptima vez consecutiva, México se quedaba con la esperanza del quinto partido en un Mundial. Habrá que esperar a Qatar 2022 para volver a ilusionarse.