Por Fernando Mejía
Yerry Mina es un jugador diferente, con el potencial de convertirse en uno de los mejores defensas del mundo. Eso lo vio el Barcelona, que estuvo dispuesto a pagar 12 millones de euros al Palmeiras para hacerse con sus servicios con el objetivo de reemplazar a Javier Mascherano.
Esa tarea parece difícil, Mascherano deja unos zapatos muy grandes para llenar. Pero si hay alguien que sabe de zapatos grandes, y no hablo solo en el sentido metafórico de la expresión, es precisamente el defensa colombiano, que tiene el pie muy ancho para jugar con botines normales, con los que se siente incómodo y limitan su potencial futbolístico en el campo.
Con ese problema tuvo que lidiar durante gran parte de su carrera, hasta que, en septiembre de 2017, el Palmeiras decidió llevarlo a la sede de adidas en Nuremberg, Alemania, para que le hicieran un calzado especial que se ajustara a las medidas de su pie y así poder estar cómodo en la cancha y demostrar todo su potencial.
Ya ven, Mina no es un jugador cualquiera, y esos les gustan a Barcelona. Si no me creen, pregúntenle a Messi. Quizá es precisamente el pie distinto del colombiano lo que lo hace un jugador especial, diferente y con un gran futuro. En otras palabras, un jugador blaugrana que seguramente dejará una gran huella en el Camp Nou y en el corazón de los culés.