La Liga se acerca al Camp Nou. Tras una primera mitad decepcionante, los de Luis Enrique supieron reaccionar y cambiar el panorama y un marcador que apuntaba a triunfo de un Real Madrid que peleó con algo más que dignidad, pero terminó cayendo del lado azulgrana por dos goles a uno.
El Barcelona es otro, ha cambiado. Marca la estrategia, sabe especular y jugar con el resultado, algo que parecía imposible en los años de Guardiola, pero que se ha convertido en habitual. En El Clásico, marcó Mathieu de estrategia y durante la hora siguiente se dedicó a guardar la ropa, justo hasta que apareció Luis Suárez para sentenciar el partido en un lanzamiento que no iba a puerta. El cuarto de hora final se convirtió en un festival azulgrana ante un rival entregado ante la multitud de ocasiones falladas hasta mediada la segunda mitad.
Se esperaba mucho del Clásico, se esperaba mucho de Messi, pero el argentino apenas apareció y sí jugadores como Piqué o el propio Mathieu, capaces de aguantar a su equipo cuando peor lo pasaba y cuando su equipo no tenía futbol para detener a un Real Madrid que parecía lanzado hacia un triunfo que echara por tierra todo lo dicho en el último mes y medio.
Ancelotti, pese a la derrota, demostró que es un entrenador más que válido para el Real Madrid. Ha conseguido levantar al equipo, a unos jugadores denostados y repudiados, pero de la mano del italiano vuelven a levantar la cabeza aunque ahora ya estén a cuatro puntos del Barcelona. El italiano ha sabido aguantar la presión y trasladar esa confianza a sus jugadores, tanto como para demostrar que el actual Real Madrid es capaz de competir, tal y como dejaron patente en el Camp Nou. Si terminan perdiendo la Liga no será por lo hecho en el estadio azulgrana.
Si Messi no se dejó ver más allá de los últimos minutos, en el Real Madrid aparecieron jugadores como Marcelo, Modric o Benzema para dejar gotas geniales o el propio Ronaldo para marcar y mandar callar al Camp Nou, pero en los momentos decisivos el equipo blanco falló en lo más difícil, a la hora de pisar el área de Bravo. Y por eso terminaron perdiendo. Tras hasta siete ocasiones claras, un solo gol, mientras que al Barcelona le bastaron una y media para marcar dos goles.