Pertenece a una nueva generación de entrenadores que entienden el juego como ciencia. Inconformista, se apoya en todas las herramientas que la tecnología ofrece al futbol para rentabilizar espacio, tiempo y jugadores. Únicos elementos que no cambian. El futbol se sigue jugando en el mismo campo, un partido dura noventa minutos y solo pueden alinear once. El resto, que para algunos es entrenamiento, disciplina o liderazgo, para Thomas Tuchel es información. Con una modesta carrera como defensor, no aparece en las memorias de la Bundesliga. Al contrario, su nombre como futbolista pasa desapercibido en cualquier esquina de Alemania. No así como entrenador, porque a Tuchel se le identifica con esa corriente de innovadores que rodean al juego de informática, investigación, fórmulas matemáticas, software, hardware y cualquier variable que pueda ser analizada entre campo y futbolistas. El sistema Tuchel lo mide todo y lo aplica todo. Fue en los juveniles del Mainz 05, donde empezó a probar sus métodos hasta convertirse en técnico del equipo en la Bundesliga. La campaña 2010-11 Tuchel arrancó con 7 victorias en 7 juegos, incluyendo una sobre el Bayern en el Allianz Arena. Europa se dio cuenta que allí estaba sucediendo algo, cuando uno de los equipos más pequeños de Alemania terminaba el campeonato en la quinta posición. El Mainz se clasificó a las eliminatorias de Europa League pero fue vencido en penales por el Gaz Metan rumano. Un desastre. Tuchel pronto se dio cuenta que aquel club detenía el progreso. Desde hace tiempo esperaba esta oferta, rechazó varios equipos de la Premier y La Liga porque sabía de primera mano que era el elegido de Klopp. Tuchel recibe una de las herencias más ricas de Europa: el Dortmund es el gran equipo del norte.
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