Tomás Boy es uno de esos técnicos que deberían decidir dejar de entrenar, al menos en México. Su modelo, sus formas y su carácter ya caducaron, ya no dan para más ni lo darán.
Boy nunca dio ese salto de calidad necesario para meterse entre los técnicos ganadores de la Liga MX, su brinco a Cruz Azul pintaba para que por fin, con un equipo de primer nivel con plantel y cartera basta, pudiera ganar un título por primera vez en su carrera de entrenador.
Todos esperábamos a un Boy enérgico, con polémicas tanto arbitrales como con los aficionados o la prensa y lo único que consiguió mostrar en su paso por La Máquina fue que se quedó en el montón de los técnicos que van y vienen en primera división, que no tuvo ni siquiera la capacidad de hacer jugar bien a un equipo con uno de los planteles más caros del torneo.
Boy sólo consiguió que miraran a Cruz Azul por los problemas de descenso y sus declaraciones fuera de lugar, sumó un porcentaje de 30.95 victorias, muy por debajo de la mitad de lo que el equipo celeste buscaba.
Tomás no da más como entrenador para la Liga MX, no suma, no trasciende, no ilusiona, su tiempo en México como entrenador debería estar acabado.