La carrera de Jamie Vardy ha estado llena de controversias. Antes de los goles, había fiestas y antes de ganar el campeonato con el Leicester existieron rumores sobre un posible alcoholismo. Ahora, cuenta una de las experiencias más desagradables de aquellos tiempos: cuando en medio de su juerga salió su lado racista.
Fue el verano pasado. El inglés jugaba póker en un casino; cuando sintió una mirada extraña. Era un mirón. El hombre vio todas su cartas para después ir con otro jugador y susurrarle algo. Había mucho dinero en juego y Vardy lo perdió. El segundo jugador no dudó en decir “All in”. La respuesta del delantero fue igualmente contundente. “Lárgate, Japo”, gritó haciendo alusión a los rasgos asiáticos del mirón.
El mismo Jamie lo narra arrepentido: “Había un par de miles (de libras) en el bote. Un chico asiático se dio una vuelta alrededor de la mesa y volvió para decirle algo a uno de los jugadores de enfrente. Yo dije: ‘¿Por qué estás mirando nuestras cartas?’. Él lo negó, pero el jugador con el que había hablado dijo: ‘All in’. Que le den, ‘No puede ser’, dije. ‘Tienes que haber visto mis cartas’. El chico de enfrente dijo: ‘Él ha visto tus cartas, pero no me ha dicho nada’. Estaba furioso, así que tiré mis cartas y le acusé de hacer trampas”
“La palabra racistas es una mancha permanente en mi nombre. Es peor que los antecedentes penales. Cuando mis hijos escriban mi nombre en Youtube les pondrá ‘Jamie Vardy racista’. También en Google”, dijo preocupado. ““Me gusta beber. He tenido unas cuantas peleas y he pasado una noche en una celda. Puedo ser un grano en el culo. Pero una cosa que no soy y que nunca seré, es racista”, agregó.
Vardy tomó un par de cursos de concienciación propia cuenta y dejó esa vida atrás. “Dejé de salir. Tengo un bar y una mesa de billar y paso mis noches salvajes metiendo a los niños en la cama, jugando al Call of Duty y viendo Homeland. Quería concentrarme en el fútbol”, finalizó.