Por: Roberto Quintanar
A mediados de la década de los noventa, Tony Meola era una celebridad. Tipo fuerte, sereno y cumplidor bajo el arco, fue símbolo de una selección de Estados Unidos que pretendía catapultarse al primer mundo futbolístico tomando la Copa del Mundo 1994 como su trampolín. El guardameta norteamericano tuvo una destacada actuación en ese campeonato celebrado en casa.
Meola era un deportista versátil. Tony destacó como beisbolista en la Universidad de Virginia, donde combinó esa disciplina con el futbol. El nivel del futuro guardameta cerca estuvo de llevarlo a los Yankees de Nueva York, pero el destino quiso que fuese futbolista. Para abonar a su naturaleza “todo-terreno”, también fue capitán de su equipo de baloncesto.
Tony tuvo su punto más alto como futbolista en 1994. Con la euforia futbolera desatada en el vecino del norte, fue un símbolo del espíritu estadounidense en la competencia junto a figuras como Alexi Lalas y Eric Wynalda. Bora Miolutinovic, entonces seleccionador del equipo de las barras y las estrellas, consideraba a Meola el titular indiscutible sobre Brad Friedel y Juergen Sommer. Sin embargo, tras el partido en el que Brasil echó a los estadounidenses con gol de Bebeto en los cuartos de final del campeonato del mundo, Tony habló con el entrenador serbio para pedirle no ser convocado. El motivo era sorpresivo: perseguir una carrera en el futbol americano.
Los New York Jets firmaron al famoso guardameta para la pretemporada de 1994 con la esperanza de que su experiencia como futbolista le ayudara para ser el pateador titular del equipo. Parte de esta decisión se debió a que las reglas de la NFL cambiaron a partir de esa temporada: el kicking tee (soporte de la bola en las patadas de salida) se redujo a una pulgada, y las patadas de kick-off fueron atrasadas a la yarda 30.
Nick Lowery , veterano pateador del equipo, dijo que Meola progresó de forma impresionante en los goles de campo, en lo que él consideró como “el aprendizaje más veloz de un pateador de goles de campo” que había visto. Sin embargo, en las patadas de salida, Tony no mejoró demasiado; su rango de caída de balón era de 3.3 segundos, menor al promedio de 3.9 de la NFL, además de que le costaba llegar la pelota a la zona de anotación.
La aventura de Meola terminó el 24 de agosto, cuando Pete Carroll, entonceshead coach de los Jets, lo cortó justo al final de la pretemporada.
Aunque Tony pudo volver a jugar futbol asociación cuando nació la Major League Soccer en 1996, su aventura en la NFL le costó ser borrado del mapa por el sucesor de Bora, Steve Sampson. Meola no pudo participar en la histórica Copa América de 1995, donde Estados Unidos consiguió el cuarto puesto y logró un escandaloso resultado destrozando al campeón defensor Argentina por 3-0 en la fase de grupos.
Meola regresaó a la selección en 1999, ya con Bruce Arena como entrenador. Para ese entonces, Brad Friedel y Kasey Keller estaban considerados antes que él. Siendo el tercer portero, Tony fue testigo de la gran actuación estadounidense en el mundial de Corea/Japón 2002, donde el cuadro de las barras y las estrellas llegó a los cuartos de final.
La aventura del legendario guardameta estadounidense en la NFL terminó en frustración, y no sólo eso; también le costó la oportunidad de estar en la portería tomando parte en los partidos que marcaron un antes y un después en la historia del balompié de su país.