La fiesta mexicana vivida en el Bernabéu terminó con reparto de puntos entre el Real Madrid y el Villarreal, supone un grave paso atrás par el equipo de Ancelotti, que entregó en bandeja de plata al Barcelona la posibilidad de volver a depender de sí mismo para la conquista de La Liga. Los de Carletto tiraron ochenta minutos y tan sólo apretaron en los 10 minutos finales, en los que Asenjo apareció para salvar a su equipo de la derrota con tres atajadas de nivel.
El Madrid no supo darle el ritmo adecuado al partido. Con una primera parte floja y sin profundidad alguna, los blancos no supieron guardar la ropa y en cuanto se pusieron por delante, el Villarreal pasó a buscar el empate, circunstancia que logró tras una perfecta “asistencia” de Kroos a Gerard. Antes, Ronaldo se había sacado un penalti de la nada ante la inexperiencia de Bailly, esto llevó al Bernabéu a pensar en una victoria que estuvo bastante lejos durante todo el partido.
La afición blanca volvió a censurar las decisiones de Ancelotti. En este caso, cuando decidió cambiar a un cansado y poco efectivo Isco. El italiano creyó conveniente buscar el orden de Illarramendi en la recta final del partido, prescindiendo de la magia del malagueño. El público no le perdonó que quitara al nuevo ídolo del Bernabéu. Antes había entrado Jesé, uno de los señalados por la cena del pasado jueves. El canterano falló un gol cantado.
El choque se convirtió casi sin querer en la fiesta del futbol mexicano. Hasta tres mexicanos pisaron el césped del Bernabéu. Solo Giovani fue titular. Su hermano, Jonathan, entró cuando el Villarreal de Marcelino vio la posibilidad de marcharse con la victoria, mientras Chicharito tuvo los minutos de la desesperada, esos en los que el Madrid buscó de cualquier manera el triunfo. Sin éxito, por cierto.
Ahora el Villarreal, afronta la posible remontada ante los blaugranas en Copa, mientras el Real Madrid pagará con una dura semana de críticas el traspié, que pone al Barcelona en el camino de la conquista de una Liga larga con muchas vueltas por delante. Y es que ninguno de los dos grandes parece quererla, como tampoco el Atlético, pues con el empate en Sevilla se deja gran parte de sus aspiraciones, al menos las de remontar.