Por Rodrigo Juárez Soto
Todos tenemos un niño dentro. Nos encanta que nos den bolsitas de dulces, nuestro juguito y que nos consientan como cuando éramos chamacos. Pero hay otros niños berrinchudos que se las gastan como futbolistas y entrenadores para dejarnos ver que les faltaron un par de nalgadas o la chancla voladora.
Cristiano Ronaldo
El Bicho es un completo chamaco cuando se enoja en la cancha. El árbitro parece su mamá cuidándole las espaldas o llamándole la atención. Se avienta dramas peores que los de un hermano pequeño.
Nico Castillo
Es el más testarudo del futbol mexa para hacerla de tos. Se pone más intenso que Quico en el Chavo del ocho cuando se deja caer y no le marcan la falta.
Miguel Herrera
Se convierte en Gokú cuando celebra, pero cuando algo no le parece se pone bien intenso para reclamar a los árbitros, culpar a todo mundo y regañar a reporteros. Es todo un escuincle malcriado.
Luis Suárez
El pistolero, como le dicen en España, suele caer en la desesperación en caso de no poder anotar. Por eso decide pegar, morder y pegar rabietas. Un manazo no le vendría mal.
Paco Jémez
Después del descenso de Las Palmas imagínense el melodramón que armó. Acá nos enseñó a colocar el coraje entre las tripas en su relación con los reporteros. Si tuviera cabello, uy, se lo arranca.
Arjen Robben
El holandés es el claro ejemplo de los niños a los que no les gusta perder y buscan hacer alguna maldad para desquitarse. Si hay que recurrir a la trampa, no importa. El pequeño Arjen es mañoso.