Por Ramón Ortiz
Hay reglas máximas en el futbol que siempre se cumplen. La del ex que le anota a su equipo anterior, entrenador que debuta no pierde y una de las más famosas “dos cabezazos en el área es gol”. No son cosa del destino ni casualidad, esta última tiene su origen hace más de 50 años.
Según el libro, La historia universal del futbol, esta regla nació en la India, en la década de los 60. Después de que el seleccionado asiático jugara aquel primer partido famoso de 1948 en el que sus jugadores no usaron zapatos, siguieron años en buen nivel. El equipo rechazó la invitación al Mundial de 1950 en Brasil, ganó los Juegos Asiáticos de 1951 y participó en las dos siguientes citas olímpicas: Helsinki 52 y Melbourne 56, donde terminó cuarto.
Sin embargo, el interés de la gente por el deporte fue perdiéndose en la nación a medida que se consolidaba su independencia del imperio británico. La Federación intentó una medida desesperada para aumentar el promedio de gol. En una Liga en la que el juego aéreo era importante, se intentó premiar a los que buscaran la portería rival constantemente. Por eso se tomó la decisión que dos cabezazos dentro del área serían contados como un tanto a favor del equipo en ataque, incluso si la pelota no terminaba en la red.
Aunque aumentó en gran medida la cantidad de futbolistas que iban a buscar los centros en los tiros de esquina, el resultado estuvo lejos del esperado: el área se llenó de defensores más atentos, los delanteros buscaban a sus compañeros con cabezazos más eficientes y la búsqueda del gol quedó en segundo plano. Después de todo, era más difícil acertarle al hueco que dejaba el arquero rival que a la cabeza de un compañero.
Un dato curioso, el 63 por ciento de los partidos jugados ese año terminó igualado 0-0. La regla duró apenas un torneo y quedó olvidada, aunque la frase quedó para la historia, casi como una burla que después fue tomada en serio.
Fuente: libro “Universal history of football” de Frederick Malky. Editorial Penguin. 2012.