Por: Andrés Araujo
Enner Valencia, Oribe Peralta, Joel Campbell y Vedad Ibisevic. Desde el momento en que decidieron ser futbolistas es seguro que soñaron vivir un fin de semana como éste; unos dormirán mejor que otros debido al resultado cosechado por su equipo, pero los cuatro aterrizaron en Brasil para disputar su primera Copa del Mundo y, en su primera prueba, detonaron las gargantas de sus connacionales.
“Estoy muy contento, para ser mi primer partido en un Mundial me sentí muy bien”, expresó Enner Valencia, visiblemente dolido tras la derrota de último minuto que sufrió Ecuador; el artillero del Pachuca corrió a abrazarse con el también tuzo Walter Ayoví tras la conquista que había puesto al Tricolor por delante en el marcador ante Suiza. “Quiero más, quiero trascender. Estoy motivado y disfrutando cada momento; luché mucho por llegar acá”, comentaba Oribe Peralta tras haber conseguido la conquista que significó para México sus primeros tres puntos y el primer paso hacia una hipotética segunda ronda.
“Quiero enviar un saludo a todo Costa Rica”, fue lo primero que atinó a decir Joel Campbell. El nacido en San José que tiene contrato firmado con el Arsenal de Inglaterra no se siente más que nadie. “Es un honor ser el jugador del partido, pero tengo que decir que todo el equipo fue la estrella para lograr el triunfo ante Uruguay”, alcanzó a decir segundos después. Vedad Ibisevic, por último, nació en la antigua Yugoslavia y creció inmerso en la trágica Guerra de los Balcanes; su familia huyó a Estados Unidos después de que la ciudad donde Vedad nació, Vlasenica, cayó en manos serbias. La Universidad de Saint Louis gozó de sus goles hasta que el París Saint-Germain lo regresó a Europa y le hizo comenzar una efectiva trayectoria en el balompié del Viejo Continente. Hoy descontó frente a Argentina en el partido que horas antes calificó como “el más especial”.
Contada la historia de estos cuatro, resultaría obvio el goce de cualquier otro anotador en el Mundial de Brasil; pues no. Lionel Messi tomó la pelota pasada la hora de partido y, en una jugada prácticamente patentada, la incrustó en el más recóndito rincón del arco. Celebró con furia, a nada de arrancarse la playera, como aquella vez que conquistó Wembley ante la mirada de Sir Alex Ferguson. Por razones obvias, no fue suficiente.
Alejandro Sabella, entrenador de la ‘Albiceleste’ gritó la conquista mucho más alto que el autogol sufrido por Kolasinac aunque, en el papel, significasen lo mismo. Brasil 2014 está llamado a ser el Mundial de Messi, y el sorteo no pudo ser más benévolo en cuanto a rivales en la primera ronda. Para que el rosarino arribe al ‘momento de la verdad’ con total confianza, era imperativo que se luciese a morir frente a Bosnia, Nigeria e Irán. Marcó, sí, pero tanto él como el combinado pampero estuvo lejos del mínimo rendimiento que se les pide.
Gran parte de las oportunidades de Argentina para levantar la Copa Mundial pasan por los botines –el izquierdo, sobre todo- del ‘10’. Si bien cuentan con una ofensiva de miedo encaminada por Gonzalo Higuaín, Rodrigo Palacio, Ezequiel Lavezzi, Sergio Agüero y Ángel Di María, Alejandro Sabella confeccionó un estilo de juego basado en el todos para Messi; ¿Messi para todos?
