Por Alonso Cerón
Lo que vimos en Guadalajara tuvo muchas consecuencias. De entrada le da aire a la Liga MX para seguir con el mito de que es muy superior a la MLS. Pero de eso se encargarán, dicen, los que mandan en nuestro futbol. Lo que aquí nos ocupa es el equipo al que con esto se le mete todavía más presión por ganar algo.
Y no, no es el Atlas, a pesar de no dar alegrías desde la época de nuestros abuelitos. Sabemos bien que es nuestro querido Frustrazul, plantel que ya hizo de todo para ganar aunque sea un triste torneo corto, pero simplemente se le ha negado.
Que si el promotor, que si los directivos, que las malas contrataciones y hasta maldiciones gitanas. Lo cierto es que los azules ya se ven como aquellos Cachorros de Chicago que ganaron la Serie Mundial después de más de 100 años. Torneos van y vienen, pero en Cruz Azul ya ni subcampeonatos hay.
Las burlas, el bullying y las apuestas ya dejaron de ser cosas graciosas entre los juanáticos. Ya ni siquiera es divertido el meme que anuncia una nueva derrota. Ya hasta se le ve con lástima. Dos décadas de hacer el ridículo, de perder finales como esa de 2013, de ver llorar a nuestro amigo cruzazulino cada seis meses y después verlo ilusionado con una renovación más en el plantel. Ya se volvió parte de la rutina de la Liga MX.
Y qué pensar de sus directivos. En medio de una mala administración se acostumbraron a vender humo, a traer al entrenador de moda, a contratar a la última bomba de Sudamérica o traer a un mexicano que la rompa, según ellos, pero ya se sabe que todo irá en picada.
El ciclo azul en una temporada ya es un clásico de la Liga MX. Jornada 1 a 4 con ilusiones, de la 5 a 9 jugando a no perder y con empates tontos, de la 10 a la 13 admitir que están en crisis. Ganar en la 14, empatar en la 15, ganar dramáticamente en la 16 y perder por cinco goles en la 17 para no llegar a la Liguilla siquiera. Eso es cada seis meses.
A este paso veremos en La Noria a la hija de La Paca con sus limpias. Lo cierto es que nuestros queridos chemos no ven la suya, están cansados de ver pasar los años y que otros equipos ganen cosas que ellos no pueden ya ni siquiera imaginarse. A este paso hasta el Querétaro y el Veracruz se empezarán a burlar.
Terrible se han de sentir al ver que Matías Almeyda y Chivas no se cansan de ganar finales, de alzar trofeos. ¡Hasta les gustaría ser aficionados rojiblancos con tal de descubrir la alegría que implica un título en sus manos! Pobre Cruz Azul. Otra vez a envidiar los triunfos ajenos.