Ambas selecciones buscaron sacar el resultado por el orgullo, por no irse sin puntos. En un partido no tan llamativo para los espectadores, Arabia salió triunfador 2-1 sobre unos Faraones que regresan a casa con las manos vacías.
La selección egipcia apostó por el talento de Mohamed Salah, pero tuvo una actuación pobre. Poco se dejó ver. Apenas y pudo tocar el balón. Hasta eso corrió con suerte de anotar un buen gol desde fuera del área que de nada sirvió.
En el segundo tiempo, egipcios prácticamente no existieron. Salah intentó, pero no tuvo compañía para apoyarle a la ofensiva. Lo dejaron solo y sin balones para que no sucediera nada al ataque. Los árabes se aprovecharon de eso para irse de Rusia con una victoria.